26 marzo 2011
Migala: diario de gira de hace 10 años. Capítulo 3
16 de Marzo 2001:
Llegamos al aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam sobre las 22:30 horas del día 16 de marzo. La emisora de radio (y productora de programas para radio y televisión) VPRO ha invitado a Migala a hacer una sesión matutina sin público y luego -ya por la noche- a tocar junto a los grupos norteamericanos Greg Weeks, Windsor for the Derby y Whip & Timesbold.
En esa misma velada nos espera Jorge Rueda -él vive y trabaja en Utrecht y es el autor de la página web oficial de Migala -, que ejerce de anfitrión con las mejores intenciones, y nos lleva primero a un bar en el que dos nativos quieren darnos un beso en la boca a Nacho y a mí nada más entrar, y después a un pub en el que un grupo toca "La Bamba". Es como el "Don Manuel" que todas las excursiones de 8º de E.G.B. tienen como tutor, y nosotros nos dejamos llevar por las promesas de "marcha" y "buena onda".
En las tiendas de discos por las que pasamos Arde está en los escaparates, al lado de los trabajos recientes de Low y Arab Strap. Eso nos hace sonreír, pero no decimos nada.
Terminamos pronto, tras una visita al coffee shop "Smokey Bar", en el que nos da por quedarnos colgados del popper. Droga habitual en los ambientes homosexuales, a nosotros nos ofrece justo lo que pedimos: un subidón inmediato con colocón de minuto y medio y vuelta a empezar. El abuso de amil- nitrato tiene un efecto secundario contundente: la muerte. Pero de momento nos conformamos con cien mil pequeñas muertes que nos alivian por dentro.
Volvemos pronto, después de una ingesta de patatas con mayonesa (o algo así). En el Hotel Rembrandt las estancias están curiosamente dispuestas (a lo habitación de Van Gogh, gabinete del Doctor Caligari, o despacho de "El Resplandor", según la suerte del cliente) y hay un comedor con -aparentemente- cuatro siglos de historia.
Por la noche llega la hora del concierto. Me pierdo buena parte de las actuaciones porque he de atender la mesa del merchandising, donde vendemos discos y camisetas ante la atenta mirada de dos miembros de Bang!, la distribuidora de Migala en los Paises Bajos. Whip & Timesbold hacen lo que se llama "country alternativo", y logran mezclar bien a Hank Williams con Will Oldham, resultando incluso emocionantes. Su líder me regala un desvencijado sombrero de paja. Windsor for the Derby son los post-roqueros del lote. Presentan su disco Difference and Repetition, en el que hay más de una cosa que de otra, pero durante un par de canciones nos dejamos llevar por un sonido que corre paralelo al pensamiento. Con Greg Weeks hay una conexión especial. El chico de Nueva York que más veces ha escuchado la caja de Nick Drake se destapa con un puñado de temas sobrecogedores e irónicos, entre el unplugged de Nirvana y la Incredible String Band. Se conoce al dedillo todos los trucos del escenario y los hace creíbles. Conecta con Migala y a éstos les parece todo un descubrimiento. Como el mío al saber que tiene alergia "a todo" y que ha de cocinar sus propios alimentos. Tampoco fuma ni bebe, pero eso no le hace menos entrañable y divertido.
El concierto de Migala, ante unas 250 personas sentadas y guardando respetuoso silencio, es tenso e intenso. "La espera", "La Noche", "Arde", los bises, suenan a la perfección, mucho mejor que por la mañana ("es muy poco natural tocar durante las primeras horas del día", dice Abel), y en cada aplauso saltan chispas. Greg Weeks grita cuando tocan "The Guilt", porque es su canción favorita del disco. Por allí anda una antigua novia mía, que quiere "hablar del pasado", e intento escabullirme con mi espejo y mi popper. Vendo muchas camisetas y discos, y la gente está entusiasmada.
El backstage, lleno de mesas y sillas y un bar en el que podemos servirnos lo que gustemos, destila euforia. Es uno de los mejores momentos de la gira. Después del concierto, cuando hacemos buenas migas con los demás grupos y el batería de Windsor for the Derby nos dice, medio gritando, que Migala tienen que tocar en Nueva York, que en directo son mejores que Godspeed You Black Emperor!, que en Estados Unidos arrasarán con su disco -que terminó publicando Sub Pop-, que Migala suenan como Faust o Radiohead, se nos queda la boca abierta.
Salimos por ahí y acabamos haciendo cola en el club alternativo más famoso de la ciudad, El Paradiso. Cuando estábamos a punto de entrar se nos quitan las ganas, como con tantas otras cosas.
Luego Nacho y yo asustamos un poco a Rubén diciéndole que nos vamos a un club de intercambio de parejas. Inhalamos popper mientras paseamos por calles y canales.
Rubén se marcha de nuevo al Paradiso, donde se supone va a encontrarse con los demás Migala.
Había demasiada luz para ser de noche. Luces de ambulancias, luces de coches de policía, faros, semáforos, luces de neón, luces largas y luces cortas de camino a casa, asépticas luces dentro de los hogares de los que nunca duermen. Alucinados escondiéndose en descampados y detrás de destartalados muros. Amsterdam es un mercadillo en el que uno encuentra lo que quiere (o puede llegar a querer lo que encuentra), un inmenso monopoly de lata, acero y cristales rotos, una farmacia de guardia permanente. Vomito en el salpicadero. Olor a vino y a cus cus, ginebra y marihuana. Arcadas en si bemol. El rumor de cien mil televisores todavía encendidos. Cartas de ajuste frente a vidas desencajadas. Conducir borracho perjudica la salud. Las únicas estrellas de esta ciudad son las lámparas de los insomnes.
Después de una nueva ración de patatas con mayonesa y un desplante al guitarrista de Windsor for the Derby, que tímidamente nos había invitado a sentarnos junto a su grupo en un bar, Nacho y yo acabamos en el cuarto que él compartía con Coque, viendo la MTV, buscando canales porno, apurando la última copa. Más tarde me marcho. Cuando Coque sube hacia su habitación se encuentra con una escotada rubia en las escaleras. Lo primero que piensa es que es una prostituta con la que nos hemos acostado. Nada más lejos de la realidad, Coque, nada más lejos.
Esa noche la pasé soñando con nubes. Con el pasado. Con nubes que corrían, nubes rápidas, nubes con forma de cono, de nave espacial, de botella, nubes con forma de nubes que querían ser animales. Algunas parecían compactas, para luego morir desechas en aire y humedad. En mi cabeza alguien rodaba un documental sobre el cielo en el que dejan una cámara fija grabando horas y días del mismo plano estelar.
-Vieja página oficial del grupo
-Vídeoclip de "Gurb Song"
-Arde en Spotify
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