23 junio 2008
Tanned Tin Sur: día 3
Día tres. Siempre pienso que no es que uno sea optimista porque las cosas le vayan bien, sino que siendo optimista, todo tiene que salirte estupendamente. ¿Esto es católico, protestante, advene...dizo? No lo sé, pero este día 28 en Puerto Real me da buenas sensaciones.
Quizá sea porque volveré a ver sobre un escenario a uno de mis grupos favoritos, Spain, puede que tocando nuevas canciones (en su myspace tienen una muy muy reciente y preciosa, por cierto), o recreando antiguas al modo suo. El caso es que no me explico que la banda de Josh Haden no sea más venerada por crítica y público. Su mezcla de gospel y slowcore debería hacer estragos. En mi casa, al menos, lo hace. Pero en mi casa somos pocos.
Laura Gibson y James Yorkston impactan de forma parecida, aunque cada uno con lo suyo y siendo, como diría mi abuelo, "bastante especialitos". Laura hace buen uso del silencio y de un puñado de acordes con los que es capaz de hacernos reír de forma apesadumbrada o ensombrecer cualquier media sonrisa. James -que graba para Domino, no lo olvidemos- es uno de esos artistas ante lo que te preguntas "¿Cómo lo hace?". Su forma de tomarle el pulso a la tradición sin parecer, para nada, clásico, es digna de investigación. Entre la chanson, Nick Drake, Cohen, Walker, y bueno, él mismo, que no es cualquier cosa. Como para ser su novio, vamos.
Para terminar hay que mencionar a Syd Matters. Hay pocas cosas que decir. Baste ver el clip de su canción "Everything Else" en interné (o sea, en su myspace, o indagando en youtube). No sé, yo no tengo palabras. ¿Como unos Red House Painters con novia? ¿Como cantautores que no han de pagar a cambio de sexo?
Y Hefner, claro. O sea, Darren Hayman y Jack Hayter, y Frannie y John de The Wave Pictures. Hace unas semanas, en Barcelona, en el parque Joan Miró, y en el mismo formato de cuarteto con el que se presentan en Puerto Real, lograron que me emocionara de un modo que va más allá de la nostalgia. Su forma de repasar el ilustre repertorio de Hefner es envidiable. No se trata de una adaptación a mejores tiempos. Ni de una buena puesta a punto. Más bien es como alguien que resucita años después de haber sido dado por muerto. Y entonces quiere hacer todo lo que no pudo hacer en el pasado: cambiarse de nombre, jugar al ajedrez, tirarse en paracaídas, escribir poemas, enamorarse. Y cuando deja su cama de hospital se siente más vivo que nunca. Más vivo que entonces. Y te contagia de todo eso y más. No puedes evitarlo y tampoco te apetece.
Eso es lo que yo espero de estos días 26, 27 y 28. Quién sabe lo que nos espera.
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2 comentarios:
yo por Syd Matters me iba en bici hasta el Puerto :-D
Como siga abriendo navegadores para escuchar grupos mientras leo estos textos, me va a explotar el portátil... ¡Fantástico!
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