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30 septiembre 2008

eMERGEiendo



Hay algo en Portastatic que me recuerda a ellos mismos. A los mismísimos, los mismitos Portastatic. Lo digo –y espero que sea obvio- como un cumplido. Recuerdo a Mac McCaughan, a su embarazadísima esposa y a su banda en los camerinos del PrimaveraSound 2007, felices, bebiendo a tímidos sorbos la tibia cerveza patrocinadora. Él en bañador, tirándose a ese trozo de pedazo de cacho de mar que linda con el Forum, mientras yo bromeaba con el hecho de que haya solo dos formas dignas de morir: o como Jeff Buckley o como Tim Buckley. En su caso estaba más que claro. Su mujer me decía que Portastatic tenían pocas canciones inéditas, pocos directos grabados que merecieran la pena, no demasiadas caras B, que lo mejor estaba por venir, y que en todo caso iba a ser difícil encontrar material suficiente para un disco pirata y ojo vago de esos que se venden como oficial y caballero. Ah, ellos. Todos se mostraban cálidos, amables, inteligentes, serios y lúdicos cuando había que serlo. Disponibles, incisivos, humanos, humanistas. Como su música. Por eso digo que Portastatic, la banda, me recuerda a Portastatic, las personas. Normalmente esto sería sinónimo de dar gato por liebre. No en su caso. Portastatic es mucho más que el grupo "no roquero" del ex Superchunk y co-jefe del sello Merge. ¡¡¡Pero si lleva en activo desde 1990!!! ¡¡¡Pero si cultiva géneros y trabaja con un género excelente que va del indie-rock de pacotilla al hardcore melódico, de la bossa a las bandas sonoras, del lo-fi al punk de garrafón!!! Por mi mala cabeza les comparo con otros Frankensteins, pero no se merece. Son mucho más que Biff! Bang! Pow! (para los paleontólogos del pop, el grupo de Alan MacGee, quizás a reinvindicar). Bastante más que This Mortal Coil. Me odio a mí mismo por poner estos ejemplos. Ni vienen a cuento ni salen las cuentas. Y este doble álbum –con caras B, versiones, temas inéditos, canciones antes solo publicadas en recopilatorios y rarezas en general- tampoco engaña. Una pequeña historia compuesta por grandes historias. Portastatic ha existido durante más años que Superchunk, y aunque su munición parece menos mortal, es igualmente mortífera. Tiene un veneno que actúa en pequeñas dosis. Primero te conquista por su familiaridad, las versiones, esa cercanía que te atrapa casi sin esfuerzo. Luego ya está dentro de ti. Como alguien que piensas va a ser un rollo de una noche y en una semana ya te ha encasquetado su cepillo de dientes e incluso te hace aprender la marca de su líquido para las lentillas. Antes de que le digas que ha ido demasiado lejos, ya confunde su piel con tus sábanas. Y es una sabana inmensa. Entonces sabes que vas a hacer mucho daño. Estamos a 21 de septiembre y el verano ha tocado a su fin. Y Portastatic, después de haber sido el grupo ideal para el mes de agosto, se convierten en la banda del otoño. Las hojas caen, las hojas se imprimen, y su historia se escribe en forma de 44 canciones que, según tu estado de ánimo, golpean con peso pluma, hormiga, escorpión, mosca, gallo, welter, medio, supermedio, cuarto y mitad, peso pesado. Con toda su tradición, con toda su extensión, clasicismo, modernidad, escuadra y cartabón. A lo largo, a lo inmenso, a lo ancho y a lo hondo. Golpean, y lo único que puedes hacer es darte cuenta de que hay discos, cantantes, bandas e inteligencias que envejecen mejor que tú. No es momento de mirarte al espejo buscando un estupendo reflejo, aunque esto sea un recopilatorio y tú tengas muchas cosas que contar.

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