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28 enero 2009

Patio de colegio


El delegado, ocupado en cambiar la fecha de un examen o conseguir un descuento en la fotocopiadora del instituto, apenas es consciente de lo que está pasando. No se trata de ninguna revolución post-moderna dentro del universo adolescente. Ni de un nuevo esquema social forjado según las leyes del recreo del 2009. Tampoco alcanza el nivel de oráculo psicológico o del comportamiento humano. Simplemente a X le hacen la vida imposible. En clase se sienta entre los apestados, los pajeros, los retrasados, los feos, los afeminados, los bajitos, los gorditos, los que llevan siempre el mismo chándal, esos con algún rasgo distintivo demasiado distintivo, tics en el alma o en sus párpados, granos, sobresalientes mandíbulas, el pelo rizado como si fuese púbico.

Allí se pasa las horas escribiendo en una libreta, menos 34, menos 22, menos 11, menos 1, refiriéndose a los minutos que faltan para el final de cada asignatura. Si los pasillos o el baño de los chicos son un verdadero infierno, en la clase de gimnasia suda sangre y sopa primigenia. Es el principio y el final de los tiempos. De nada sirve rezarle a Dios o quererse morir. En el potro, el plinto y el balón medicinal forja su destino de las próximas horas, entre motes, insultos, capones y escupitajos. En las duchas, no se quita la camiseta porque se muere de vergüenza y piensa “ojalá me muriese, aunque fuese de vergüenza”, y todos pudieran quedarse al fin contentos y pasar a otra cosa, a otro cuerpo lleno de pequeños defectos vistos en el microscopio de los que son perfectos.

En todos los colegios e institutos de este y muchos otros países hay chicos y chicas que sueñan con no ser los monstruos que sus compañeros quieren que sean. Sueñan con ser más altos, más guapos, más listos, con un notable alto en ciencias y letras, en besos con lengua y en pulsos con la mano izquierda. En sus cuadernos anotan fórmulas para conseguirlo. Cómo lograr que ella, su amor de falda tableada, se ría con sus chistes. Cómo lograr que no le roben el almuerzo. Qué decir para que no le corran a gorrazos cuando sale al patio. El modo de ocultarles a sus padres y profesores que ha pensado seriamente en el suicidio. Para ver si en otro mundo, en otra vida diferente, es por fin él quien tiene la sartén por el mango, y un látigo con el que mantener a raya a matones y deportistas, al guapo de la clase y a la compañera de pupitre que no le dirige la palabra.

Hay un lugar en el purgatorio en el que dejar los apuntes no otorga ninguna inmunidad y simplemente se trata de un gesto amistoso. Como cortar una vena o soltar una cuerda. Como darle nombre a X, ese que ya no está.

Artista del día: Barzin

7 comentarios:

Don Alfonso dijo...

¿Pero no os disteis cuenta? ¿No lo sabéis? ¡Habéis cometido un gran error! Lo que describís es algo que sólo empezó a ocurrir el año pasado. Sí, se lo inventaron hace unos meses; nunca antes había pasado. Que sí hambre. ¿O es que acaso habíais oído hablar de "bulling" alguna vez? ¿No? Pues entonces no pasaba nada...
Es bueno mirar hacia atrás y haberlo vencido, pero al mismo tiempo la huella permanece. Ha faltado esa imaginación de: Ojalá, cuando sea más mayor, que seré más alto, más fuerte, y más guapo (que lo eras, pero te lo ocultaban), haya inventado la máquina del tiempo y reparta ostias a todo dios, a ver quién vuelve a decirme algo...

Acuarela dijo...

Es verdad! (risas)... Lo del bullying es algo tan moderno... (más risas).... Lo que pasa es que ahora hay móviles, cámaras y ... psicólogos... (risas otra vez).

satelitejameson dijo...

Con el tiempo acabas pensando que aquellos que te hicieron la vida imposible recurrían a ello porque carecen de otros recursos. En este caso el recurso básico: la educación. Porque eso es lo que falla en mi opinión

Angel Garcia dijo...

yo soy de los de pelo rizado...y me he zurrado varias veces por ello ;-)

El problema no es el acoso, que siempre ha existido, el problema viene dado por los nuevos tiranos que se han creado (o hemos creado); niños y adolescentes que se creen que tiene derecho a todo y a los que nadie pone las mínimas reglas de convivencia....

Angel Garcia dijo...

al hilo de mi anterior comentario:
http://www.enriquedans.com/2009/01/michael-arrington-y-el-aguante.html

LU dijo...

Supongo que este tipo de situaciones suceden a diario y a muchos chicos; y es algo en lo que no queremos pensar demasiado. Hasta que un día vemos en el telediario la noticia del suicidio de un niño de 12 años….

Grabaciones de vídeo vejatorias que se pasan por los móviles 3G como quien reparte los mejores regalos la noche de Reyes… Terrible!!! Pasividad complaciente, complicidad camuflada.

El lugar del recreo se convierte en un inmenso espacio lleno de aislamiento y humillaciones. Se les escapa la adolescencia y atrás quedan las ilusiones y fantasías de la infancia.

Y POR QUÉ???

Javier Acedo dijo...

Yo sufrí ese tipo de acoso escolar. No se me olvidará en la vida como mi cabeza acabó dentro de un váter de esos que estan colocados en la pared, mientras "tiraban de la cisterna".

Lo que me jode ahora es la moda de "crear" cosas, conceptos y demás que ya existían desde hace décadas, solo que no estaban definidas. Ahora lo llaman "bullying".

Y lo que me hicieron, como se llama?

Lo que me hicieron parece ser que no existe, existe lo de ahora.

Y claro que se queda un poso de rencor, de pensar "cuando sea mayor,...".

Creo que eso es la mejor "medicina" que puede tener uno a esa edad.

Porque cuando "se es mayor", otra vez sientes la cabeza en un váter, o como un avestruz, cobarde, con la cabeza bajo tierra.

Y lo que da mas miedo es que ya no es "Juan el grande", o "César Torres"... es tu trabajo, tu economía, tu relación, tu familia... Todo se vuelve mas abstracto, casi sin rostro.

A veces pienso que no he sacado la cabeza de aquel váter pegado a la pared.

THE UGLY FACED BOY