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16 agosto 2011

Experimentos con gaseosa


(Las Maquetas: manual de supervivencia)

“¿Has escuchado nuestra maqueta?”. Esto...”¿Y qué te ha parecido?”. Pues la verdad es que está bien pero creemos que no es el tipo de música que más no interesa. “Ah, ¿y que música hacen vuestros grupos?”. En la vida diaria de todo sello independiente se tienen conversaciones parecidas casi cada día. En un mundo -incluso el mundo alternativo- tan saturado de canciones, estilos y buenas intenciones, una discográfica de reducidas dimensiones que pretendiera escuchar atentamente las demos que recibe en su apartado postal y responder con educación a las bandas responsables, estaría abocada a la autodestrucción. Tras meses de atento análisis a los nuevos valores, alguien caería en la cuenta de que no se ha publicado ni un disco y no se pagaron las facturas de la luz ni del gas, y eso no es bueno ni para unos ni para otros. Todo un mandamiento del realismo limpio.

Hay artistas que están dispuestos a costearse la grabación, la edición e incluso la publicidad de su elepé a cambio de que lo edites en tu catálogo y que cuente con cierta cobertura. Ignoran que se trata de otro de esos callejones sin salida de la industria musical. Un sello que no financie por entero el lanzamiento de un grupo nunca se sentirá verdaderamente responsable del mismo, y a la decepción le sucede la amargura y a la amargura el asco. La banda, por otra parte, habrá perdido todo su orgullo. Si le dices que no estás dispuesto a ello preguntarán “¿Por qué no?”. Incapaces de comprender la diferencia entre que alguien te guste y querer a alguien, se sentirán menospreciados.

Respecto a las demos hay dos posibilidades igualmente incómodas. Primera la de ese quinteto de tecno-heavy que contacta contigo para enviarte sus 28 canciones y que cuando te muestras amable termina preguntando “¿Me das vuestra dirección?” (lo que significa que no tienen ni un solo disco de los que has publicado). Y segunda la del fan que se ha comprado todos sus lanzamientos, conoce el estilo, los gustos, la “idelogía” del sello y está convencido de que por fuerza has de publicar sus canciones tristes con tristes estribillos. Las oficinas de Acuarela están llenas de maquetas de slow-core, post-rock de pacotilla y cantautores que confunden su ombligo con el abismo. Nuestra perla favorita es la carta de un admirador que afirmaba liderar “un grupo increible. Vas a flipar. Somos una mezcla de My Bloody Valentine, la Velvet y Spacemen 3, todo ello con la sensibilidad de Nick Drake y Leonard Cohen, y mezclado con spoken word, post-rock, psicodelia y estribillos pegadizos. Imagen nos sobra. Nos llaman los Suede de Galicia. Y tenemos más de 100 canciones de las que seguro que 20 son buenísimas”. ¿Quien no daría un brazo por algo así?

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