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23 septiembre 2012

Fragmentos de un viejo diario: Tanned Tin 2010 (II de IV)



29 de enero, 2010 - Es complicado dejar pasar la oportunidad de ejercer de crítico musical (y a mucha honra) y no hablar de ciertos conciertos que, en fin, tocaron la tecla emocional. En el Tanned Tin ejercemos de animadores, de sacerdotes, de psicólogos, de agentes, promotores y mecenas. De porteadores de maletas, de guardaespaldas, de fans, de gilipollas y de paganinis. Abrazamos a los grupos antes y después de los conciertos, y ellos lo agradecen. Me sabe mal destacar, porque hubo notable alto general, pero hay que hablar de lo que hay que hablar. Thee, Stranded Horse: magia con su voz, sus instrumentos exóticos y por ser el primer francés que suena a inglés queriendo ser francés y africano a la vez. Callers: uno de los grupos más extraños que he visto sobre un escenario en… ¿5 meses? Entre Nina Simone y Fausto (que no Faust). Papiroflexia y doblez. Hígado y estómago al mismo tiempo. Luke Haines: nunca le he visto tan feliz como cuando terminó el concierto. El hombre más cínico del mundo demostró que podía ser tierno sin ser blando. The Third Eye Foundation: pude meterme en su actuación desde el primer instante. Era como ver el laboratorio de “El Bulli”. Ocho manos dando forma a una pena muy grande. Algo me entró en el ojo mientras otros pestañeaban y alguno me tenía entre ceja y ceja. Algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Y se fue.

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